Crítica de “Pasajes”, de Ira Sachs

Pasajes (Francia/ 2023) 🍿🍿🍿🍿

Género: Drama/Romance/Erótico. Dirección: Ira Sachs. Guión: Ira Sachs, Mauricio Zacharias. Elenco: Franz Rogowski, Ben Whishaw, Adèle Exarchopoulos. Duración: 91 min. Disponible en MUBI.


Hablemos de lo que se supone que es una película “polémica”. Muchas veces se cataloga así a una película porque plantea discusiones sociopolíticas complejas, o porque pone en jaque ideas que consideramos inquebrantables. Pero muchas veces (la mayoría de las veces) se dice que una película es “polémica” porque roza lo explícito en materia de sexo y/o violencia. Algo así fue lo que pasó con Pasajes. No pretendo pasarme de progresista pero siento que hay algo que no encaja en esta categorización. Resulta demasiado simplista catalogar de polémica a una película por sus escenas de sexo, sobre todo hoy en día cuando en redes sociales, en la industria musical actual, en las series mas mainstream que te puedas imaginar, en absolutamente todo lo que se refiera al consumo, encontramos contenido que parece transpirar sexo explícito.

Imagen de la película "Pasajes".

Vayamos a la trama de Pasajes. Hay en principio un protagonista, Tomas, un cineasta alemán bastante reconocido, snob, talentoso, detallista, obsesivo, excéntrico. Tomas es gay y está casado con Martin, de nacionalidad inglesa. En la fiesta post rodaje de una película que está filmando en París, Tomas conoce a Agathe, una docente francesa. La seducción es mutua y esa noche tienen sexo. Al día siguiente Tomas le cuenta a Martin que se acostó con una mujer y que esta experiencia lo hizo sentir vivo, lleno de adrenalina. Comienza así un triángulo de vaivenes amorosos que no vale la pena spoilear en detalle, pero sí analizar por qué Pasajes resulta innovadora a la hora de retratar los vínculos modernos.

Imagen de la película "Pasajes".

Más que por las escenas de sexo, pongamosle, “provocativas”, lo que quizás muchxs consideren controversial de Pasajes es la forma de retratar a este personaje principal. Tomas es una persona sumamente narcisista. Su deseo es, justamente, un pasaje constante, de una emoción a otra, de una persona a otra. Es un personaje que no tolera la soledad pero tampoco soporta la quietud. Se sabe seductor, se sabe irresistible, y así como dirige meticulosamente sus películas, tiene la habilidad de ejercer una manipulación similar en las personas para que hagan lo que él quiere. 


El personaje de Tomas es verdaderamente hipnótico, no solo para Martin y Agathe, también para nosotrxs espectadores, mérito absoluto de la dirección de Sachs y del trabajo interpretativo de Franz Rogowski, quien posiblemente sea uno de los actores más versátiles y camaleónicos del momento. Tomas nos enamora y nos seduce, tanto que aunque queremos gritarle a los otros personajes “salí de ahí ya mismo”, a su vez nos provoca esa sensación tan trillada de “yo puedo cambiarlo”. No está retratado desde ninguna óptica moralista, la película no plantea etiquetas de “bien/mal”. Es un personaje complejo con un ego sumamente frágil, desesperado por recibir atención, en una constante búsqueda y descubrimiento de sus deseos. Tomas es adicto y adictivo. 

Es una historia sobre el deseo, sobre la dependencia afectiva, sobre la intimidad, sobre la adicción a ese momento de chispa fogosa imposible de retener para siempre. Una película con la cama como escenario fundamental, el espacio donde transcurren las escenas más importantes, testigo del sexo, del enamoramiento, de las discusiones y revelaciones. 


En una época en la que el mensaje con moraleja sigue siendo bandera aún en historias que pretenden ser deconstruidas, que nos exige rotular todo, si relación abierta o monogámica, si heterosexual, bisexual u homosexual, si amor o sexo casual, si vínculo sano o vínculo tóxico, Pasajes viene a plantear de lleno la complejidad.

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